Amor, Familia

Hice un poema para mi madre

Mamá:

La fortaleza de tu nombre me salva

el poder de tu esencia restaura la tierra.

Te quiero liberada de toda culpa que la sociedad te impone…

No te dan tregua, mamá

Ni a vos ni a ninguna.

Te dicen todo el tiempo que no hacés suficiente y no es verdad.

Vos sos la perfección de mujer.

Sos la energía que forma huesos y órganos;

santa matriz, gruta de vida.

No te quiero abnegada

vos sos la fuerza que redime el espíritu humano,

en un parto das respiro a todo lo que trasciende;

los cuatro corazones que formaste, el sustento de la mente y el cuerpo.

Seguís siendo la fuente vital, tu mirada es el profundo amparo,

en tu regazo se nace dos veces.

Sos la mano que sana mi alma a través de revelaciones sabias;

sos la palabra, el centro, el núcleo.

El soporte primordial… las piernas corriendo detrás de una bici en el parque,

benditas piernas que nunca descansan,

que caminan con una gabacha por esos pasillos de hospital.

Dadora de amor inagotable…

No romantizo el sacrificio; mamá no tenía que ser tan cansado…

Vos mereces lo que das y mil veces más.

Sentáte mamá, yo te traigo un té,

hablemos; todo lo que tenés que decir es muy relevante,

tu voz importa, es trascendental escucharte;

contáme de ese paciente que inquieta tu corazón.

Vení mamá. Yo quiero darte un mar de paz,

la calma de las lapas,

el sonido del bambú y el viento.

Cerrá los ojos, todo esto es para vos,

todo lo hermoso, sublime y divino se anude eterno en tu vientre.

No hay más noches de desvelo,

Yo instauro una vigilia permanente en tus sueños;

quiero que tus días se parezcan al reposo del abrazo de tu madre,

la comida de tu abuelita y tus recuerdos de niña.

Mi única voluntad

es verte sonreír…tanto, pero tanto

que hasta dormida

me encuentre serena tu sonrisa.

Mamá, dame tus manos.

¡Qué manos tan delicadas y tersas!,

reflejo del virtuosismo limpio que te define.

Dame tus manos, yo las sostengo,

las beso infinitamente,

las cuido, las tomo;

las venero en cien actos de devoción a la creadora.

Madre, todas las palabras son para vos;

cada letra es el fruto de lo que soy,

eso que brota del campo fecundo que vos sos.

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